Te veré otra vez

Te veré otra vez

“Te veré otra vez, una carta a mi bebe”

Revelación 21:4-5a
“Y Dios enjugará toda lágrima de sus ojos; no habrá más muerte, ni pena, ni llorar. No habrá dolor, porque las cosas primeras han pasado”. Entonces el que estaba sentado en el trono dijo, “He aquí, yo hago nuevas todas las cosas”.

John 14:3
Y si voy y os preparo lugar, Volveré y os recibiré conmigo mismo.; que donde estoy, allí puede que también estés.

I Corintios 2:9
Pero como está escrito, “El ojo no ha visto ni el oído ha oído, ni han entrado en el corazón del hombre las cosas que Dios ha preparado para los que le aman”.

Mi carta a mi bebé

Querido José,

mi precioso niño, Te he amado toda mi vida adulta., y sin embargo, Nunca he visto tu cara ni te he tenido en mis brazos. por eso, Lo siento mucho. Fuiste un regalo de Dios, y te tiré. Lamento mucho haber acabado con tu vida.. Dios me mostró cómo te ves. Vi a un joven de unos 30 años en un avión., y tenia cabello castaño rizado y ojos azules. Sentí que mi espíritu se aceleraba. Le susurré al Señor, "¿Es así como se ve mi hijo?"?“Sentí la confirmación en mi espíritu..

Te llamé José porque lo que el enemigo pretendía para el mal, Dios se volvió para mi bien y para su gloria.. Cambió mis cenizas por algo hermoso.. José, Inspiraste un ministerio llamado My Ashes to Beauty para ayudar a otras mamás a recuperarse de sus abortos pasados..

Sé que estás en el cielo con Jesús, un lugar donde no hay tristeza., dolor, o tristeza. No puedo esperar el día en que pueda verte cara a cara en el cielo donde estaremos juntos para siempre.. He imaginado esa escena una y otra vez en mi mente.. Te veo saludándome en el cielo. Yo te conozco y tu me conoces. nos abrazamos. Con lágrimas de alegría corriendo por mis mejillas, me besas y te digo, “He esperado este momento durante tanto tiempo.. Ahora nunca más nos separaremos. Te amo, José”. tu respondes, "Te amo, Mamá." Entonces, Miraré a Jesús y le agradeceré por este precioso regalo de reunirme con mi hijo en el cielo y por el regalo de la salvación que me dio..

te veré pronto.

amor siempre,
Mamá

Mientras oraba por el tema de hoy, esta cancion llego a mi estacion, Cicatrices en el cielo, por Fundición de coronas. Aquí algunas de las letras (al cual le hice algunas modificaciones menores):

Ahora lo que daría por un día más contigo. José (el nombre de su hijo o hijos).
Porque hay una herida aquí en mi corazón donde falta algo. Y me dicen que con el tiempo sanará. Pero sé que estás en un lugar mejor donde estás sano y completo y yo también lo estaré..
Las únicas cicatrices en el cielo, No nos pertenecerán a mí ni a ti..
No habrá nada roto, y todo lo viejo será hecho nuevo. Y ese pensamiento me hace sonreír ahora, incluso cuando las lágrimas caen. ¿Es que las únicas cicatrices en el cielo están en las manos que te sostienen ahora?.

Preguntas para tomar en serio:
¿Cuáles son tus pensamientos cuando piensas en tu bebé? (o bebes)? ¿Qué te gustaría decirle a tu bebé? (o bebes)?

Puedes leer más cartas en nuestra web: https://myashestobeauty.com/a-letter-to-my-baby/

Rezo para que esto bendiga tu corazón..

Eres amado,

Toni

Leer más de los blogs de Toni AQUÍ.
Gracias por el dolor Señor porque sin él no te habría encontrado

Gracias por el dolor Señor porque sin él no te habría encontrado

Gracias por el dolor Señor porque sin él no te habría encontrado.

Jeremías 29:13 “Y me buscarás y me encontrarás, cuando me busques con todo tu corazón.”

El dolor es algo bueno; nos hace conscientes de que hay un problema. Yo creo que Dios nos da la capacidad de sentir dolor para decirnos que algo está mal y necesita nuestra atención.

Yo nunca tuve una voz cuando era más joven; en vez de eso, reprimí todos mis sentimientos desde el momento en el que era una niña muy pequeña hasta los últimos años de la edad de los 20 años y principios de los treinta. Fue durante ese tiempo que mi salud estaba decayendo y estaba experimentando todo tipo de dolor en mis coyunturas y en la espalda baja, fatiga y depresión. Los doctores pensaban que tenía la enfermedad de Lyme, así que comenzaron a darme antibióticos.

Al no mejorar, ellos aumentaron mi dosis al doble, lo cual me provocó un envenenamiento por antibióticos. Por esta dosis alta, mi presión sanguínea bajó y también mi temperatura corporal. Me sentía terrible. Solamente necesitaba un alivio. Yo creo que Dios usó mis problemas de salud para obtener mi atención.

Estaba teniendo una crisis emocional también. Todo lo que me había guardado a lo largo de vida estaba desbordándose y no tenía control de mi enojo y mi ira. Me sentía avergonzada y culpable después de mis crisis por todas las cosas que hacía y decía. Pateaba las ventanas y golpeaba las paredes con el puño. Rechinaba los dientes y gruñía. Daba miedo ver esa escena, especialmente a mis hijos. Estaba fuera de control.

Estaba tan quebrantada y apenas podía sobrellevar el día. Estaba cansada de llevar la máscara y de fingir. Solamente quería ser amada y aceptada por quien yo era.

Por mi miedo al rechazo y al abandono, tenía miedo de quitarme la máscara y de abrirme y ser vulnerable, pero llevar la máscara puesta se volvió cada vez más difícil y cansado.

Ya no fingiría más que mi vida era perfecta cuando en realidad se estaba derrumbando.

En el pasado había usado drogas, alcohol, promiscuidad, cigarrillos, compras, cualquier cosa para ayudarme a lidiar con el dolor. Yo necesitaba algo o alguien para que se llevara mi dolor porque esas cosas ya no me servían.

 

Me estaba cansando de despertar en el piso del baño después de una noche de bebida y pensaba, “No quiero que mis hijos piensen que esto está bien.” Necesitaba ayuda, desesperadamente.

 

Nunca aprendí a comunicarme correctamente en mi hogar de origen. A consecuencia, guardaba y reprimía mis sentimientos de dolor y decepción. Ni siquiera podía pedir lo que necesitaba.

Todo ese dolor de no ser escuchada y no tener una voz fue un gran peso para mí.

Permitieron que otros me manipularan, abusaran de mí y controlaran mi vida. Yo creía que no valía como persona porque si valiera, las personas me hubieran tratado de manera diferente. Yo reconocí que permití esa conducta enfermiza porque no tenía límites y no me amaba ni me respetaba a mí misma.

¿Cómo podía esperar que otros me trataran con amor, bondad y respeto cuando en el fondo yo creía que merecía ser abusada, especialmente después de mi aborto?

Finalmente llegué al final de mí misma y estaba dispuesta a darle a Dios una oportunidad.

Sabía que estaba arruinando mi vida y realmente no tenía nada qué perder. Era justo después de la Navidad de 1993. Estaba pintando el dormitorio de mi hija y escuché un mensaje acerca de Sara y Abraham. El Espíritu Santo comenzó a moverme y me dio la audacia para ir y hablar con mi esposo. Bajé las escaleras y dije “¿A qué hora comienza la iglesia mañana?” Pensé que él se iba a caer del sillón.

“9:30", contestó.

“Me gustaría ir a la iglesia contigo mañana.”

"Genial; necesitamos salir alrededor de las 9:00."

"Bien. Estaré lista.”

En ese momento, estábamos asistiendo a dos iglesias por separado los domingos: los niños y yo íbamos a una iglesia y mi esposo a otra. Pero las cosas estaban a punto de cambiar, radicalmente.

¡Ese domingo de enero de 1994, por primera vez, escuché que Jesús murió en la cruz por mis pecados!” Me impresionó. Nunca había escuchado una prédica así.

 

Dentro de 4 semanas, entregué mi vida a Jesús, confesé mis pecados y recibí el don del perdón que Dios da gratuitamente a todos los que claman a Él.

El 6 de febrero de 1994 nací de nuevo.

Fue el día más dulce y más hermoso de mi vida.

Finalmente, encontré a alguien que podía llevarse mi dolor, mi vergüenza, mi culpa y mi pecado. Qué hermoso Salvador.

 

Bendiciones,

Toni